lunes, 7 de noviembre de 2011

Entrada 8 (26/10/2011)

Hasta ahora hemos estado siempre hablando de cómo buscar la información, los distintos recursos que podemos emplear y los lugares donde se puede hallar todo lo que nos interesa. Pero, ¿y si esos datos son falsos? ¿Qué pasa si no son fiables? En ese caso, ¿cómo lo distinguimos?

Pues bien, en la clase de Acceso y uso del último día estuvimos comentando estos temas. La necesidad de evaluar la información es imprescindible. Internet en ese momento me hizo recordar el patio del recreo en el colegio cuando era pequeña: “Menganita se ha peleado con Fulanito” y automáticamente todo el cole sabía lo que había pasado. Circulaban todo tipo de rumores, se comentaban cosas que sabías que eran ciertas y sin embargo te creías cualquier otra que te habían contado. Ahora con los avances tecnológicos es igual pero a gran escala. Y claro, también circulan rumores o hay gente que simplemente escribe sin basarse en datos verídicos.

Por ello me resultó bastante interesante que se describieran ciertas pautas para llegar a saber cuándo se puede confiar en las páginas que se encuentran. Veamos ahora un claro ejemplo:


Esta página contiene bastante información, sin embargo, parece ser una web poco fiable. Esto no quiere decir que los datos sean falsos, sino que el lugar donde están publicados no cumple las pautas para corroborar su veracidad: no aparece por ningún lado la firma del autor, la información no parece estar actualizada y no hay ningún tipo de bibliografía.


Parece mentira pero existen infinidad de páginas como esta. Es necesario buscar más allá de la mera información que necesitamos y darnos cuenta de que no cualquier sitio puede ser fiable.

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